Esas mujeres jóvenes, esas mamas, esas tietas, esas abuelas, esas mujeres que luchan por su vida y que siempre tienen una sonrisa para sus hijos, amigas y familiares.
El domingo 8 de noviembre fué la primera vez que participé en una cursa, y que mejor que la Cursa de la Mujer.
Realmente emocionante, el pensar que cualquiera de nosotras podíamos estar sufriendo un cáncer de mama, emocionante la vitalidad con la que paseaban, andaban o corrían las mujeres, daba igual la edad, solo con una finalidad, colaborar por la investigación.
A todas ellas, gracias por demostrar al mundo toda vuestra fuerza.
Un abrazo
L.
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